miércoles, 17 de junio de 2009

HoteL Florida. Blahnik regresa a La Palma

La denominada Hacienda de Bajamar, documentada desde el siglo XVI, se convirtió en 1934 en un hotel gracias a la iniciativa de su entonces propietario, Manuel Rodríguez Acosta. Disponía en aquellos años de 24 habitaciones dobles, todas con agua caliente y fría y algunas con baño incorporado. La dirección fue encomendada a un matrimonio alemán, José e Isabel Bauer, dos expertos en la gestión hotelera que ofrecían un servicio de alta calidad. Fue uno de los primeros negocios hoteleros de las Islas.RECLUSIÓN. El establecimiento marchaba viento en popa hasta 1936. La afluencia de turistas, sobre todo británicos, era masiva. En este entorno celebraban sus fiestas de cumpleaños y no faltaban ni un día al rito de la hora del té.Según el libro La Palma, una isla en el Atlántico, el hotel disponía de piscina y cancha de tenis. Para facilitar el transporte de los viajeros desde el muelle, los gerentes alcanzaron un acuerdo con los taxistas para fijar un precio especial del recorrido de 25 céntimos. En 1938 el hotel Florida cerró sus puertas. No corrían buenos tiempos y el dueño se veía agobiado por las pérdidas que ocasionó el abandono de la carretera de Bajamar. La construcción era además destrozada por los frecuentes ataques del mar y las presiones del nuevo régimen. La familia Rodríguez Acosta, de ideales republicanos, se vio obligada a recluirse en el hotel bajo la permanente vigilancia de militares y clérigos.Desde ese momento hubo algunos intentos de reflotar el establecimiento. Entre 1950 y 1954, un médico sueco especialista en reumatología estableció una clínica y cuando se inauguró el hotel Mayantigo, en la capital palmera, el propietario quiso ofrecer las instalaciones del hotel Florida como un anexo. Tampoco hubo resultados con esta iniciativa.En 1965 se produjo el último intento y en 1967 cerró sus puertas definitivamente. El edificio se mantiene en pie gracias a los esfuerzos de sus propietarios y en su interior hay un pequeño museo etnográfico. Ahora le toca el turno a Blahnik, quien tratará de que esta emblemática construcción recupere su esplendor.





Hecho por: Fabiola González Durán

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