miércoles, 20 de mayo de 2009

Volcán Santa Elena.

Volcán Santa Elena

El Santa Elena tuvo su última erupción el día 18 de mayo del año 1980. Clasificación del volcán: Compuesto de piedra de lava intercala con ceniza volcánica, piedra pómez y otros depósitos. País, ciudad, localidad y/o municipio donde se localiza: El volcán que nos correspondió investigar se encuentra en Estados Unidos de Norte América específicamente en el Estado de Washington. Se ubica a 2,550 m sobre el nivel del mar. El clima que predomina alrededor de este volcán es templado-húmedo. Las noticias que se tienen de este volcán es que se encuentra en actividad y es muy conocido por sus explosiones de cenizas y flujos piro clástico. Realizó un sandeo del área a finales del siglo XVIII.

La erupción del Monte Saint Helens en 1980 fue una de las erupciones volcánicas más catastróficas del siglo XX. La explosión ha sido la mayor de todas las ocurridas en Estados Unidos, superando en volumen de material expulsado y en poder destructivo a la explosión de Lassen Peak en California, en el año 1915. La explosión fue precedida por dos largos meses de terremotos y expulsiones de vapor, causados por una inyección de magma en una zona de escasa profundidad bajo la montaña, que dio lugar a la fractura de la cara norte del Monte Saint Helens. El 18 de mayo de 1980 a las 8:32 a.m., un terremoto sacudió la tierra y la debilitada cara norte se desplomó repentinamente, liberando gran cantidad de gases, lava y rocas calientes que volaron hacia el Lago Spirit tan rápido como tardó la cara norte en desplomarse.
Una gran columna de cenizas volcánicas comenzó a elevarse hacia la atmósfera. Dicha ceniza llegó a depositarse en 11 diferentes estados de EEUU. Al mismo tiempo, la nieve, el hielo y varios glaciares enteros del Monte St. Helens comenzaron a fundirse, formando una serie de largos lahares que alcanzaron el río Columbia. Durante los siguientes días se produjeron pequeñas erupciones y solo una de gran magnitud, aunque no tan destructiva como la primera. Cuando la ceniza por fin se asentó, se pudieron contabilizar los daños sufridos: 57 personas (entre ellas el posadero Harry Truman y el geólogo David A. Johnston) y miles de animales murieron, cientos de kilómetros cuadrados de terreno fueron totalmente arrasados, más de mil millones de dólares en daños materiales y el Monte St. Helens con un inmenso cráter en su cara norte (antes la "cara graciosa"). Toda el área fue más tarde protegida y convertida en el Mount St. Helens National Volcanic Monument.
El 16 de marzo de 1980 comenzó con una serie de pequeños terremotos, cuyo origen parecía residir en los movimientos del magma que estaban sucediendo en las profundidades del volcán St. Helens. El 20 de marzo a las 3:47 p.m. según el huso horario estándar del Pacífico (UTC-8) (de aquí en adelante el tiempo corresponderá a este huso horario) otro terremoto de 4,2 en la escala de Richter, con epicentro bajo la cara norte del Monte St. Helens, ponía en evidencia la actividad del volcán tras 123 años de silencio. Una serie de pequeños terremotos fueron saturando poco a poco todos los sismógrafos de la zona hasta alcanzar los valores máximos entre el 25 de marzo y los dos días siguientes (se recogieron un total de 174 terremotos de 2,6 o más en la escala de Richter durante esos dos días). Posteriormente, terremotos de 3,2 o más se fueron sucediendo cada vez de forma más frecuente entre abril y mayo. A principios de abril, la media era de cinco terremotos de 4 grados o más por día, pero en la semana anterior al 18 de mayo la media ronadaba los 55 terremotos por día. Inicialmente, no había evidencias directas de una futura erupción, pero los pequeños terremotos causaron avalanchas de hielo y nieve que fueron observadas desde el aire.
El 27 de marzo a las 12:36 p.m., se produjo una explosión freática (o quizás dos simultáneas) que expulsó pedazos de roca del interior del cráter, generando así un nuevo cráter de 76 m de ancho y una columna de humo y cenizas de unos 1.800 m de alto. También por estas fechas, se produjo una gran fractura de 4.900 m de largo que cruzaba toda la cima de la montaña de este a oeste. Estos sucesos fueron seguidos por más terremotos y una serie de explosiones de vapor de agua que enviaron más ceniza al exterior. La mayor parte de esta ceniza se fue depositando en torno a 5-19 km a la redonda desde la zona de expulsión, pero algunos restos alcanzaron el sur de Bend (Oregón) a 240 km, y el este de Spokane (Washington) a 459 km.
El 29 de marzo podía verse un nuevo cráter formado y una llama azul oscilando entre los dos cráteres, originada probablemente por la liberación de gases inflamables del volcán. La electricidad estática creada por las nubes de ceniza que descendían por la ladera de la montaña generaron rays eléctricos de hasta 3 km de largo. El 30 de marzo se reportaron hasta 93 amagos de erupción y el 3 de abril se detectaron los temblores armónicos que suelen preceder a las erupciones volcánicas, lo cual disparó las alarmas de los geólogos y movió al gobernador a declarar el estado de emergencia.


El 8 de abril ambos cráteres se fusionaron, creando uno mayor de 520 m por 260 m. Un equipo de la USGS determinó, en la última semana de abril, que una sección de la cara norte del Monte St. Helens de 2,4 km de diámetro estaba desplazado unos 82 m. Durante finales de abril y principios de mayo esta grieta se fue haciendo cada vez mayor, a un ritmo de 1,5-1,8 m por día. A mediados de mayo ya se extendía unos 120 m por toda la cara norte. A medida que la grieta iba avanzando hacia el norte, la cima de la montaña se iba hundiendo progresivamente, formando un complejo denominado graben. Los geólogos anunciaron el 30 de abril que el derrumbamiento de la cara norte era el peligro más inmediato, ya que esto podría desencadenar una erupción. Todos los cambios producidos en la forma del volcán estaban relacionados con el aumento de volumen de 125.000.000 m3 sufrido por la montaña desde mediados de mayo. Este aumento de volumen coincidía probablemente con el volumen de magma que estaba presionando y deformando la superficie del volcán. Cuando todo el magma se mantiene bajo tierra y no es visible desde el exterior como ocurría en este caso, se denomina criptodomo. Por el contrario, en un lava domo la lava se encuentra en la superficie.

El 7 de mayo se produjeron erupciones similares a las sucedidas en marzo y abril, y durante los siguientes días la grieta de la cara norte alcanzó unas tremendas dimensiones. Hasta este punto, toda la actividad se limitó a la cúpula de la cima. Un total de 10.000 terremotos fueron registrados antes de la gran erupción del 18 de mayo, la mayoría concentrados en una pequeña zona de 2,6 km, justo debajo de la grieta de la cara norte. Todas las erupciones visibles cesaron el 16 de mayo, lo cual redujo el interés del público y el número de espectadores en la zona. Pero, sin embargo, el 17 de mayo, la presión pública forzó a los oficiales al cargo, a permitir la expedición de un pequeño grupo de gente al interior de la zona de peligro. Otra excursión fue programada para las 10 de la mañana del día siguiente. Al ser domingo, se evitó que más de 300 leñadores estuvieran trabajando en la zona. Se estima que, justo antes de la erupción, el volcán había recibido unos 0,11 km3 de magma, cuya presión forzó el desplazamiento de 150 m de la sección de la cara norte de la montaña, y calentó todo el sistema de aguas subterráneas del volcán, causando explosiones de vapor de agua.
Derrumbamiento de la ladera norte de la montaña

El 18 de mayo a las 7:00 a.m., el vulcanólogo de la USGS David A. Johnston, tras pasar toda la noche del sábado en su puesto de observación a unos 10 km al norte de la montaña, transmitió por radio los últimos datos de las medidas obtenidas por láser. Según estos datos, la actividad del Monte St. Helens no mostraba ninguna variación respecto del patrón que había seguido durante el último mes. Las lecturas acerca de la tasa de movimiento de la grieta, las emisiones de dióxido de azufre gaseoso y la temperatura de superficie no revelaban ningún cambio que pudiera indicar una erupción catastrófica.


A las 8:32 a.m., sin previo aviso, un terremoto de magnitud 5,1 en la escala de Richter, con epicentro justo debajo de la ladera norte de la montaña, fue el responsable del derrumbamiento de parte de la montaña, aproximadamente unos 7-20 segundos tras su inicio. Tras escindirse, el fragmento de montaña alcanzó una velocidad de 175-250 km/h en su descenso a través del brazo oeste del Spirit Lake y una parte chocó contra un pico de 350 m de altura, unos 9,5 km al norte. Algunos fragmentos se esparcieron por la cornisa de la montaña, pero la mayoría fueron arrastrados 21 km por el Toutle River, para terminar acumulándose en la zona del valle del río, formando una pila de escombros de 180 m de profundidad. El área cubierta se estimó en 62 km2 y el volumen total depositado se calculó en unos 2,9 km3, lo que le convierte en uno de los mayores corrimientos de tierra registrados en la historia.
La mayor parte de la ladera norte del Monte St. Helens se habían convertido en un depósito de escombros de 27 km de largo y una media de 46 m de espesor, siendo mayor su espesor a 1,6 km bajo el Spirit Lake y menor en su zona oeste. Toda el agua del Spirit Lake fue desplazada temporalmente en forma de olas de 180 m de altura, que impactaron contra una cordillera en el norte del lago. Esto causó una nueva avalancha de escombros, que cayeron sobre la cuenca del lago y provocaron un ascenso de unos 60 m del nivel de agua del lago. El movimiento de regreso del agua a su cuenca fluvial original arrastró los miles de árboles derribados por la ola de calor, gas, rocas y ceniza, que habían asolado la zona segundos antes del derrumbe (véase el siguiente epígrafe).

Hecho por: Antonio José López Amaya. Nº 10

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